jueves, 2 de diciembre de 2010

La búsqueda perpetua (I)


Los pares eternos conviven desde su génesis en un letargo inconsciente, dentro de un mismo recipiente translúcido y luminoso denominado Habitáculo o Soma.
En su interior, el sujeto 1 (también llamado Emisor) y el sujeto 2 (Receptor) dormitan inmersos en un fluido violáceo o Materia.
Los eternos mantienen una relación simbiótica, unidos por un vínculo similar a un cordón umbilical o Nexo, que conecta el pecho del sujeto Emisor con el vientre del sujeto Receptor.
Comparten una existencia única, no individual, marcada por la autosuficiencia y la completa fusión de sus sensaciones, emociones y necesidades en una sola percepción.
Su división se desencadena a partir del desprendimiento de las paredes del Soma, y la posterior cristalización de la Materia. Al entrar en contacto con el exterior, se produce la ruptura del Nexo y la separación de ambos sujetos.
A partir de este momento, comenzará su existencia individual y su evolución en el exterior estará marcada por su incapacidad de recordar y por las características de su condición más primaria. Emisor y Receptor se transforman al desvincularse en Amante y Amado, e iniciaran una búsqueda perpetua e inagotable.
El individuo Amante, privado de la calidez del soma e incapaz de aclimatarse al exterior, quedará ciego y desorientado. En su angustia, buscará otro Habitáculo que compartir, aunque sus esfuerzos fracasaran invariablemente al intentar encontrar un nuevo Nexo con otros individuos. Su perseverancia lo hará pasar de intento en intento, alejándolo cada vez más de su objetivo.
El individuo Amado, frustrado por el rechazo del individuo Amante, caerá en una espiral de olvido de la que no será enteramente consciente. Desesperado, y ante la incapacidad de asumir su pérdida, dejará de preocuparse de su propia integridad y enfermará. Se convertirá en un buscador permanente y obstinado de su mitad original.
Ambos buscadores, quedaran así incompletos. La incapacidad de recordarse reducirá las posibilidades de su reencuentro hasta hacerlo casi imposible. La convergencia de los eternos, estará sujeta únicamente a la casualidad...

lunes, 29 de noviembre de 2010

Hasta donde sea posible llegar


“No te rías... ¿me has oído? Que no te rías”
Pero yo no podía dejar de reír. Él reía también, y su risa era musical, franca y, sobre todo, infantil.

Casi no le conozco, apenas sé quien es. Sólo he visto en él algunas pistas, aún indefinidas. Pero hay algo en su sonrisa que me recuerda a otra época, en la que era sólo una niña, cuando el cielo aún era de un azul brillante, y buscaba en las nubes formas de animales y personajes de cuento.

Cuando miro en su rostro encuentro un lugar lejano, y busco en él el columpio de mi patio, las carreras de bicicletas bajando la cuesta, la piscina, los cumpleaños con tarta y velas, las rodillas heridas siempre pintadas de rojo, las noches de cine de verano...

Y si miro demasiado tiempo en su sonrisa, lo mas probable es que me pierda en ese viaje en el tiempo dejándome deslizar por sus estrechas curvas a toda velocidad, y me sienta constantemente al borde de un colapso de felicidad. Y si deja de sonreír probablemente tenga que taparme la cara con las manos, aunque él sabrá que lloro, en un patrón repetitivo y atemporal.

“Por qué lloras” me dice, sabiendo de antemano que no hay respuesta, mientras una lágrima resbala por mi mejilla, como si un pensamiento triste se transformara en agua y se derramara y escapara de mi de esta manera. Me da un abrazo desenfocado, pero él hace que lo sienta como una parte de mi, que olvide mis miedos, mi tristeza, que olvide que aún no sé quien es, y que sólo quiera quedarme así eternamente, como si nunca hubiera existido nada más que nosotros dos y ese abrazo.

Sus ojos, como aquellos cielos brillantes llenos de blancas siluetas, piensan en lluvia. Es en ellos donde el dolor se vuelve más humano e insoportable. Por eso, vuelvo a sonreír y sólo quiero tocar su pelo oscuro, hundir la cara en su cuello, que me parece lugar cálido y seguro donde podría esconderme, como una niña, mientras pasan las tormentas, los truenos, la lluvia...

Como si adivinara mis pensamientos, me sonríe y pregunta “¿A donde vamos?”
Y yo le respondo “Te veo borroso” y me hago su misma pregunta, a donde vamos...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

jueves, 10 de enero de 2008

Brillante círculo de eterna alegría.


Cuando no estás, yo viajo por carreteras desiertas llenas de cerradas curvas. Me dejo mecer en ellas hasta que me duermo y sueño con el olor de tu piel. Y sigo viajando en sueños, porque el movimiento es importante si quieres llegar a alguna parte.
Sólo puedo ver tus manos tejiendo mis sueños, dibujando palabras que se convierten en susurros que apenas puedo entender. Desde tu exilio vas moldeando el terreno que marca mi recorrido hacia no sé qué lugar. Habrá quien le llame incertidumbre, o miedo, o desconcierto.Yo lo llamo no saber qué será de cada uno de nosotros.

Cuando despierte habrás vuelto. Y si no has vuelto, puedo imaginar que así ha sido. Imagino la expresión de tu cara, esperando que llegue el aliento que te convence cada día de que sigas vivo. Y si no llega yo me pierdo, y mi carretera se estrecha, se acaba de repente, se lanza contra un abismo rocoso cuya caída no tiene retorno,hacia un fondo invisible.
El amor cae en silencio hacia el mar, como una canica de cristal que choca contra el agua y no puede dejar de caer, entre los rayos de luz que se filtran desde la superficie mientras el mundo se para. La borrosa sombra de tu imagen indiferente, cae también, y desaparece avalanzándose hacia el fondo.

Al terminar, todo vuelve a comenzar. Tus dedos tocan la arena y, de algun modo, tú vuelves a estar aquí con tu sonrisa. Las carreteras, las redes, las curvas, los abismos y la indiferencia desaparecen por un momento. Sólo tú y yo de regreso al lugar más feliz de nuestra gastada historia.

viernes, 31 de agosto de 2007

La habitación giratoria


"Tus miedos caben en una botella de leche".
Cuando sueño, y mis sueños son, de algún modo, reveladores, siempre acabo en la habitación giratoria. Todos los grandes sueños con un mensaje para mi mundo consciente, terminan allí, en aquel sitio callado de paredes verde oliva.

En la habitación giratoria sólo hubo esta noche una mesa de madera algo torcida, y sobre la mesa una botella de cristal vacía y sucia, y un pequeño paquete de cerillas. En la ventana, había algo escrito, pero no había demasiada luz así que cogí el paquete de cerillas, y arranque una. La encendí y la acerqué al cristal: "Tus miedos caben en una botella de leche".

No puede haber sitio en un recipiente tan estrecho para la cantidad de miedo que hay aquí, bajo estas sábanas.

El papel pintado de las paredes comenzaba a ahuecarse y sus esquinas se doblaban hacia atrás, mirándome desde el techo, boca abajo. Y a mí me dio la risa al pensar qué estarían pensando al verme del revés. A veces en mi habitación giratoria sólo espero, espero a que pase el tren.

De pequeña, cuando cerraba los ojos para dormir, tenía miedo de un duende horrible que vivía en un agujero bajo mi cama, y que por la noche sacaba una mano huesuda para sujetar mis muñecas, y tirar de mi para llevarme con el. De modo que no podía quedarme dormida.
Y cuando por fin dormía, soñaba que despertaba, y que una mujer hermosa con la sonrisa llena de odio, me miraba desde arriba con un cuchillo alzado sobre mi pecho, como si yo fuera una princesa de cuento y aquella mujer, la malvada bruja.

Y al crecer, los miedos de mis pesadillas han crecido conmigo. En ese pequeño instante entre la vigilia y el sueño, justo antes de quedar profundamente dormida, una serie de imagenes habían comenzado a sucederse ante mis ojos, las caras amables de niños que hacían muecas y ancianos desdentados que sonreían, que se iban transformando en semblantes cada vez mas deformes y aterradores. Yo borraba cada horrible imagen para poner en su lugar otra nueva y agradable cara feliz que se deformaría sin remedio al paso de los segundos. Al mirarlas detenidamente, lo más complejo se volvió sencillo. Perfectos para mi, diseñados solamente para que mi pulso se acelerase y sintiera pánico, como si mi vida estuviera a punto de ser pasto de las moscas. Vi el odio en esas caras, el odio que sienten por mí, el odio creado por mí, y para mí.

La luz de la cerilla que sostenía en los dedos se extinguió de repente. Rápido busque ya a tientas, sobre la mesa, arranqué otra cerilla y la encendí. Sólo se oía silencio, y mis horribles monstruos comenzaban a transformarse en pequeños y ridículos animales de dibujos animados, que encogieron hasta adquirir el tamaño de unos pequeños y luminosos guisantes.

"Tus miedos caben en una botella de leche, sólo has de cazarlos y encontrar un corcho, para no dejarlos salir. Tus miedos caben en una botella de leche".

Al despertarme, aun no ha amanecido, y yo tengo esa frase en los labios. Enciendo la luz, la habitación ha dejado de girar, estoy en mi cuarto. Salgo de la cama para ver si nieva. Enseguida comenzará a salir el sol. El cristal está empañado, ahi fuera debe hacer mucho frío. Pienso en volver a la cama, pero antes comienzo a escribir aquella frase sobre el cristal mojado.

miércoles, 25 de julio de 2007

A la parte inconclusa

-Siempre te dejas los bordes cuando comes pizza?
-No me gustan, nunca me los como.
-A mi me encantan. -Me miró un momento con cierta picardía.-Tú y yo vamos a llevarnos bien...

Qué más da decir hasta luego que adiós. Tiene el mismo significado. Odio la manida frase que hace que un hasta luego suene exactamente igual de trágico que un adiós dicho por la más pequeña de las bocas.
Qué más da cuando la despedida es definitiva, cuando sabes que no volverás a ver a alguien si no es mirando viejas fotos, imágenes del pasado que vuelven como la enésima reposición de una película antigua... o en los sueños, en los recuerdos, grises y sin sonido, grabados en la mente en super ocho.
Sabes que de quienes te despides, entran en el terreno desconocido de las cosas que pasan sin que tu lo sepas. Tu vida y sus vidas dejan de cruzarse, tú dejas, simplemente, de estar en ellas. Dejar de formar parte de la vida de alguien puede ser a veces tan malo como dejar de formar parte de la tuya propia. Pero es aún mas doloroso que ese alguien, deje de formar parte de tu vida. Una parte de ti queda... inconclusa.
"Te echo de menos". De veras? Sientes como si parte de tus entrañas te hubiera sido arrancada, y el deseo de fabricar nuevos recuerdos se viese golpeado por una impotencia asfixiante, amarilla y con olor a azufre? Si al menos pudiera pensar en las personas que echo de menos sin que mi estómago se anudase, sin que las lágrimas irrumpiesen, entonces seguro que podría sólo alegrarme por tener bonitas historias que contarme a mi misma en esas tardes de tormenta, en las que casi no hay luz y no tengo nada que hacer.
Si ahora no estuviese viendo por mi ventana el ir y venir de la gente en sus casas, en sus ventanas, sus vidas sencillas, como suelen ser todas las vidas, cómo juegan los niños en el cuarto, cómo cenan las familias en sus salas de estar, cómo tienden su ropa o hacen sus camas, no sabría que la vida de quienes desaparecen de mi camino sigue su curso. Ellos también crecen, aprenden, se casan, tienen hijos, nietos, accidentes de tráfico, mudanzas, viajes, enfermedades, que siguen aprendiendo hasta que mueren. Ellos también cenan en su sala de estar, tienden su ropa y hacen sus camas... sólo que yo ya no puedo saberlo.

Bebió un trago de su cerveza, mientras sostenía en la mano el borde de su ultima porción de pizza.
-"Puedes comerte mis bordes".


lunes, 2 de julio de 2007

Siesta


Durmamos un rato, hace calor…


El ventilador giraba y afuera se oía el ruido de niños jugando en una piscina casera. No pude verlo como una novedad. Estábamos allí y todo era normal, familiar. Me conmovió su beso, con forma de interrogante. Cómoda en sus caricias, tendida en medio de sus miradas, que observaban como si estuvieran procesando cada detalle. Enredados, retorcidos como dos anguilas, deseando que cada centímetro de la piel de uno, tocase un segundo al otro… ni una palabra.
Sólo oía a los niños riendo fuera y nuestra respiración, y notaba su pulso, enredado en mi pelo. Me conmovió, de nuevo, su silencio y su extraña forma de mirarme, como si el también supiera que no había nadie más ahí fuera, que sólo quedábamos él y yo. Y cerré los ojos, tras haber grabado su imagen, su cara, su abrazo.
Cerré los ojos y sólo veía su expresión, sus labios buscando mi boca, la luz amarilla que entraba por la ventana entreabierta, sonreí. Me conmovió, por último, su alivio, su beso último, su intimismo, la suave manera en que tocó mi pelo con sus dedos, la tonalidad rosada de su cara.
No pude romper el silencio. Me dormí pensando en la última frase que le había oído decir.


Abrí los ojos, mas tarde. Las cortinas se dejaban mecer por el viento y la luz del sol había adquirido un tono más anaranjado y cálido.
Él dormía rodeado de arrugadas sábanas blancas, con un sueño fresco y dulce.
Verano… pensé. Me puse su camiseta y salí al balcón, siempre lleno de macetas con geranios.
Las golondrinas surcaban a toda velocidad la estrecha y vieja calle, y un anciano sujetaba en manillar de su bici contra la pared allá abajo, en el mundo real.
Podría ser que este preciso instante sea uno de esos momentos que pasan a toda velocidad por tu mente en el segundo justo antes de morir. Sería todo un consuelo recordar, en el último momento, que un día experimenté esa sensación…

jueves, 28 de junio de 2007

Al escudo que sana mi pesar


Todo es tan frágil, que siento como la realidad que piso se resquebraja, a punto de romperse en miles de filamentos azulados, brillantes y cristalinos. Mis pies descalzos temen pasar por encima de mi transparente consciencia hecha pedazos.
En mis sueños, en el mundo creado en ellos, el viento sopla en el páramo, trae unas palabras lejanas, suaves y tranquilizadoras como el regazo de una madre, y a la vez resultan poco menos que angustiosas. "Ten mucho cuidado, tesoro". Sé que estoy asustada, y que siento el frío que me rodea, pero alguien se acerca despacio y entonces todo cambia.
En el mundo consciente, la primera punzada de dolor aparece cuando se clava en las plantas de mis pies la primera decepción. Y así, algunas briznas afiladas atraviesan mi piel desnuda, haciéndome sentir tan mal como pueden, haciendo que reaccione ante la pérdida, la indiferencia y la certeza de que nadie es insustituible ni esencial. En mi sueño sigo cayendo; él camina hacia mí, y abraza mi caída, y yo me enamoro de su abrazo diez mil veces por segundo.
Entonces, no se cómo, vuelve a aparecer, caminando hacia mí de nuevo, una y otra vez, en una secuencia infinita. Extiende su mano hacia el suelo y, agachándose sobre él, toca con sus dedos la verde y fresca hierba, tirando de ella con suavidad. Y entonces todo el páramo se recoge, como si fuese una manta extendida en el suelo, me cubre con ella, y yo siento que nunca dejaré de quererle.
El frío que siento se alivia con el abrigo de la artificial consciencia que yo misma fabrico. Así es como sabes quererme y hacerme feliz por un segundo que durará una eternidad en mi memoria. Porque cada instante, al ser recordado, será una experiencia viva y aún presente. Estamos hechos de la creatividad, la libertad que el arte nos otorga, los pensamientos y los sueños. Solo puedo poseer la verdad de las cosas que imagino, que creo, que hago mías mientras duermo...
Mi realidad es solamente mía.
Miles de pequeños vidrios rotos, volvieron a unirse y a cobrar sentido. La utopía de cada ser humano... hecha realidad.

viernes, 22 de junio de 2007

Noche sin teléfono, ni internet, ni digital plus


Sin ti, sólo te busco.
Nada más puedo hacer.
Aunque desaparecieras,
seguiría buscándote a tientas,
en una oscuridad
resbaladiza como el tacto de los peces.

martes, 19 de junio de 2007

La oración postrada ante el espejo



Nunca dejes que la imagen que veo en ti sea diferente de la que veo en mi.
No dejes que me deje llevar por las ganas de hacer cambios de cualquier índole en mi para convertirme en lo que los demás quieren que sea, y convertirme de ese modo en un subproducto de mi misma que ya nadie querrá querer. Soy real, un yo de piel, que no ha sido diseñado para gustar.
No dejes que me sienta como Alicia, tras el espejo, y que ese mundo que existe allí me arrastre y me haga olvidar quien soy.
No dejes que olvide que un día fui niña, que un día tuve sueños, porque esos sueños y esa inocencia, es la única cosa pura y verdadera que queda de cada uno de nosotros.
No dejes que quienes de verdad importan, a quienes quiero y admiro, dejen de ser libres. Sus alas siempre amplias y libres, dispuestas para volar bien lejos. Esas libres alas harían que nunca sientan deseos de volar lejos, o al menos no sin llevarme con ellas.
Que yo siga siendo yo, tal como soy. Que nadie me diga nada mas que la verdad, que nadie diga qué debo leer, sentir, pensar o crear.
Ni inventar...
Ni convencer...
Sólo yo.
Siempre habrá a quien no le guste... También será libre para abrir las alas y partir volando lejos.

domingo, 10 de junio de 2007

La canción de cuna de Rae


Esta noche subí a la azotea. Estaba deseando llegar a casa y subir hasta aquí.
Desde mi azotea puede verse la luna. De pequeña me enseñaron que la luna era una gran mentirosa. Esta en cuarto menguante y parece una rodaja de melón albina.
También me enseñaron que el que mira mucho a la luna se vuelve loco, aunque aún no entiendo por qué.
Aquí arriba el aire se mueve más. La noche corre más rápido, con mil patitas que se mueven a toda velocidad convirtiéndose en estela negra con lunares blancos. Ojalá hubiera más estrellas que las que surcan esta noche el cielo, cargadas de pasajeros adormecidos.
En alguna de esas ventanas con lucecitas amarillas habrá alguien despierto, mirando a la luna, convirtiéndose en un lunático por querer memorizar cada detalle del oscuro cielo.
Me hace pensar en una noche, con amigos a los que apenas reconocería por la calle, antiguos lugares de recreo y normas incumplidas.
Era una noche calurosa del mes de julio, y los buenos amigos y la noche, la luz azul, y las estrellas. Puedo sentir el blando suelo bajo mi espalda, y la débil luz de un faro no muy lejano, arrojando algo de verdad entre las mentiras de la luna, que son pequeñas telarañas de nácar. Creo que ese es mi primer momento de soledad consciente, la que sentí rodeada de gente, pero sola en medio de la nada, y feliz de estarlo.
Pensé en Noon. Qué estará soñando. Quizás uno de esos finales traumáticos y futuristas que tanto le gustan, con una sociedad utópica e inocente, y un paisaje industrial de grandes chimeneas exhalando humo.
Noon, el gris de sus ojos y toda su existencia dentro de mi mente, viene y va.
Va, de nuevo, enredándose entre mis conexiones cerebrales, haciendo apuestas contra mi sinapsis, y ganando todas las carreras.
Va, de nuevo, pronunciando mi nombre, y pienso que volveré a oírlo dentro de un par de siglos, pronunciado de igual modo.
Allá va, fluyendo por mis venas, impulsándose de forma intermitente, como un pulso, igual que las medusas...
Allá va, anocheciendo en el horizonte de mi ventana.
Un gato se me acerca, me mira con sus grandes ojos grises, en silencio y me dice:
-A dónde crees que vas?
Pero sé que si pronuncio una sola palabra él desaparecerá.
Así que no digo nada.
Tengo quince, tengo veinte, veinticinco, treinta, cuarenta, sesenta y cien años. Puedo ser antigua como el mundo si me lo propongo, es muy posible. Vivo en todos los lugares, veo todas las estrellas.
Soy toda la gente que conozco.
Si soy capaz de recordar eso... ya puedo bajar a casa, a mi cuarto, y simplemente quedarme dormida mirando desde la cama el cielo a oscuras, o la incipiente claridad amarilla y azulada, que siempre aparece cuando mas hierve la sangre, cuando más se abren los párpados.
Es hermoso ver el cielo mientras intentas cerrar los ojos y dormir.
Es muy hermoso…

lunes, 4 de junio de 2007

Anestesia social selectiva



La vida en estado de anestesia permanente es algo a lo que no tuve que acostumbrarme. Desde niños se nos muestran imágenes del sufrimiento, el dolor, la guerra, el hambre, la enfermedad y la muerte.
Crecemos en ellas. Pasamos sobre ellas, bajo ellas, alrededor de ellas, siempre al margen. Y nos hacemos mayores diciendo frases hechas para esconder nuestro egoísmo, para simular tener buen corazón y desprendimiento material. Porque en el fondo aún tenemos un complejo de inferioridad que nos hace sentir mal por ser egoístas. Demasiada información supongo que provoca eso, que todo te de igual, que nada te impresione lo suficiente como para sentirte preocupado.
Esta mañana un chico lloraba sentado frente a mí en el metro. Lloraba como si le diera igual el mundo alrededor, como si fuera a desaparecer todo.
Vi sus ojos enrojecidos y sus lágrimas rodando por sus mejillas y no sentí ninguna lástima. Pero no pude sentir indiferencia. Lo cierto es que me sorprendió ver a alguien lo suficientemente carente de mentira como para llorar en público, a la vista de toda una ciudad sin tratar de disimular o esconder su dolor.
Me levanté, varias paradas antes de llegar a la mía. Él no se percató siquiera, sumido en lo que fuera que le estaba haciendo sentir tan frágil y tan aislado.
-Te encuentras bien?
Me miró con unos ojos que no me decían nada acerca de la sorpresa ni la autocompasión. Sus ojos me hablaron de la rabia que sentía, y a pesar de todo, de lo solo que se encontraba. Su mirada me leyó una carta de suicidio.
Solos, lo estamos todos.
El monstruito que vive dentro de mí me susurró al oído: "Qué esperabas? convertirte en su confidente y su salvación en un instante? Tanto necesitas salvar a alguien?"
Quizás si, quizás yo había sido salvada tantas veces por mis propias fuerzas que ahora necesitaba emplearlas para intentar ayudar a alguien. Quizás necesitaba ser necesaria.
Sólo pude articular una mueca. No fui capaz de hablarle más. Se levantó y se bajó en la siguiente parada. Sólo era una persona más, común y corriente, que lloraba porque había "perdido los papeles". No necesita mi hombro, no me conoce, pensará solamente que el mundo esta lleno de tarados... o quizás le asuste también la gente "normal".
Quien sabe lo que pensó, que mas da ya. Lo vi desde la ventanilla del vagón hasta que desapareció trepando por la escalera.
Un hombre entró por los pelos en el vagón cargando una maleta grotesca y sudando como si estuviera en una sauna. Dos personas se apresuraron a ayudarle con el peso de la maleta. Yo ni me muevo, ni parpadeo.
-Gracias, gracias- dijo el hombre, sofocado, con el rostro perlado de sudor y la lengua fuera.
Esta gran ciudad es tan pequeña...

miércoles, 30 de mayo de 2007

Haiku (I)


"No te necesito".
Me alejas de tu lado
con un muro de silencio.
--Rae en la habitación giratoria.

(Y porque se que me necesitas,
aunque no lo sepas,
aunque no lo sepa,
te necesito).

viernes, 25 de mayo de 2007

Pornografía emocional


Quemando piedras.
Quemando plumas.
Quemando el humo que genero.
Sube y se enreda entre mis dedos.
Nunca decrece,
crece y crece como la hiedra,
como la espuma.
Genera un cambio necesario
en mi y en el aire que tocan mis manos.
En un estado precario
de sentimientos,
siempre en constante movimiento
del que se demuestra andando,
durmiendo, en el metro, siempre corriendo,
trabajando.
A quien le vendo mi tiempo.
A quien me estoy regalando poco importa.
Abro mi puerta y el mundo desaparece.
Cierro mi puerta y el mundo desaparece.
Solo queda mi espacio, mi gente, mi mente.
Que se joda el mundo.
Me rodeo solo de mi propia sociedad.
El limite que conozco esta fuera de esta realidad.
Me emociono.
Me echo a llorar.
Mis lágrimas surgen como mis sonrisas,
sin prisa.
Me muestran el camino hacia el calor, el dolor
la felicidad, la belleza.
Ni un ápice de tristeza en mis ojos.
En mi pecho
sólo un corazón latiendo fuerte,
latiendo vivo.
Verdades cósmicas al alcance de mi mano.
Una libreta, una nota, una palabra,
algo que mañana me demuestre que estuve aquí,
que fui quien soy ahora.
Que no quede en el olvido que vendrá con las horas.
Si esta es quien soy es un consuelo,
como caído del cielo.
Aceptando condiciones
que se convierten en grandes ambiciones;
Ser humana, trascender, ser inmortal.
"Pornografía emocional".
Puede ser, pero es real.
Diseccionando situaciones,
mirando al microscopio sensaciones.
Si nadie mas oye, yo escucho canciones.
Derramo en un papel mis pensamientos.
Escribo en las paredes de mi casa lo que siento.
Que mas da.
Todo es belleza de algún modo;
trágica, pero belleza.

martes, 24 de abril de 2007

Awake


y con la misma sensación que quien mira una foto en blanco y negro, o una vieja película super ocho, me despierto recordando un sueño extraño, de antiguos vivos esperando un vuelo, en una vacía puerta de embarque.
No puedo evitar preguntarme que significa estar vivo, y siempre me contesto lo mismo: lo que nos pasa por delante a cada segundo, eso, eso es la vida.
Leyendo las partes en blanco de los libros, se puede aprender lo que nunca enseñaron sus letras.
Nuestra vida se nos entrega como si fuese un caleidoscopio, para que miremos a traves de sus espejos y observemos millones de imágenes, irrepetibles, vívidas, y si uno esta lo suficientemente cuerdo, se acordará a tiempo de disfrutar aquellas que le resultaron especialmente hermosas, quedarse en ellas el tiempo suficiente y, si acaso, grabarlas en su mente, pues cuando el caleidoscopio gire de nuevo, la imagen desaparecerá con pocas probabilidades de volver a aparecer, dando paso a otras, igualmente breves y mutables.
Me siento en mi cama y sonrío, he visto a alguien a quien creí que no volvería a ver y me siento bien, viva.
Salgo a la calle y miro en los ojos de cada persona que se cruza conmigo, cada uno es un pequeño universo, un pequeño caleidoscopio, con sus espejos en forma de prisma.
Por la mañana siempre despierto y salgo a la calle queriendo cambiar el mundo, pero por la noche descubro que he creado un mundo nuevo en el que todos mis sueños se han cumplido.
Los soñadores, si además somos tímidos, tenemos ese inconveniente. Necesitamos controlar cada detalle de nuestras historias, y a menudo pasamos por alto el momento de tanto pensar.
Pero estamos vivos...
Cuando llego al vagón de metro ya lo veo todo muy diferente. Hoy soy inmortal.
Le doy las gracias a todos los que un día vivieron y participaron en esas fotos que quedaron grabadas en mi memoria, que podré repetir cuando quiera, aunque sean irrepetibles.
Soy lo que recuerdo, lo que leo, lo que pienso, lo que lamento... soy lo que escucho, lo que veo, soy lo que respiro, lo que recorro, lo que deseo... soy lo que escribo.

lunes, 16 de abril de 2007

Modern World


El mundo moderno ha muerto.
Sigue respirando y se despierta mañana sin saber que por dentro es solo ya un frío cadáver. Se hunde en silencio, sin que nadie se de cuenta. Su interior, como padeciendo una compulsión, sabe obedecer a las leyes del cambio, al carácter cíclico de la historia. Sabe que debe desangrarse y dejarse morir, para dar paso a una nueva etapa, más inquietudes, y también puede que más peligros, quién puede saberlo.
De momento los ángeles, escondidos en la profundidad del océano, con sus sobrenaturales voces, cantan para que los ojos cerrados de los mortales encuentren el camino al sueño, un sueño del que ya nunca querrán despertar.
Y mientras el mundo muere y cae sin hacer ruido, yo busco un lugar donde hacer mi cama, un hermano gemelo sobre cuyo hombro apoyar mi cabeza. Y te encuentro... Y espero que todos los años mantengan nuestras promesas unidas en un abrazo infinito.
Porque ahora mi cuarto gira cada vez mas rápido…
El día esta comenzando.

jueves, 12 de abril de 2007

Reajustes de la realidad (2007)


Otro día más el amanecer me encontró despierta. Miraba por la ventana en busca de uno de esos amaneceres llenos de matices, de postal clavada en la pared con una chincheta... sólo un cielo gris plomizo, sólo tejados, antenas, uralita, y mi falta de sueño. El cristal, la luz mate, pobre, y mi cuerpo convirtiéndose en agua, derramándose de golpe, convirtiéndome en un charco en el suelo de madera y miles de gotas brillantes esparcidas por el aire. Después de reprimir un sentimiento uno se queda así, parado ante el mundo pensando... y si soy capaz de mentirme así como voy a volver a ser la misma persona?
El sonido de motores, de una maleta rodando en un suelo metálico, un pasillo gris y una luz estéril, mis lágrimas... por qué lágrimas. No son de tristeza, la vida no es un drama.
Prefiero pensar que se deben a la emoción que siento al pensar en lo que hemos hecho, una emoción que no me es conocida, la sensación que se tiene cuando todo el universo se ha confabulado para regalarte, por unos días, estar hecha de realidad.
No es un llanto autocompasivo por lo que se pierde, nadie ha perdido nada. Son lágrimas al comprender una realidad mas grande que cualquier persona, que cualquier hecho, un sentimiento que no sé clasificar, como las mejores cosas del mundo, las que no tienen etiqueta. Y así es imposible perder, sólo he ganado algo que aún estoy aprendiendo a asimilar, eso ha de cambiar algo dentro de mí. Y es alegría lo que siento, y esperanza, y ganas de estar cada día un poco mas viva.
Pero entretanto mi felicidad se expresa mediante lágrimas, porque sé que aun estoy aprendiendo a comprender la suerte que tengo por tener un mundo particular, perfecto, onírico y real. Por fin tengo algo, algo que no sabía que existía, que no sabía que deseaba, que nadie me ha descrito, pero que es real porque lo siento, en mi pulso, en mis sienes.
...Los amaneceres tampoco tienen etiquetas.

viernes, 6 de abril de 2007

Noches de dulce merengue y ruleta rusa


-Sabes? creo que me he enamorado de ti.
-Pues no se cómo, me conoces desde hace seis días y medio.
-Ya, pero en ese tiempo han sido muchas las conversaciones, las risas, las lágrimas... me ha bastado para saber que te quiero (bla, bla, bla, hasta el infinito).

Cómo ha podido pasar esto, parecía alguien interesante, alguien con cosas que decir, y me reía con nuestras conversaciones, tanto que pensé que era una persona especial. No, no lo es, no es más que otra persona desesperada por emparejarse, formar la mitad de una naranja, y todas esas cosas que se dicen tanto que pierden todo el sentido.
Porque todo el mundo tiene ese concepto del amor, yo he tenido oportunidad de comprobarlo. "Mi chico ideal", "no es mi tipo", "te llamaré", "eres lo mejor que me ha pasado en la vida", "porque me hace reír", "se me va a pasar el arroz". Nadie sabe ver lo que yo veo en las personas, nadie sabe lo que es enamorarse de algo que nadie mas ve.
Odio a las personas que son capaces de llegar tan lejos como para añadir cualidades en los demás con el lamentable propósito de justificar su enamoramiento, porque sólo quieren estar enamorados, no estar solos, no dormir solos, ni hacer solos la compra en el hiper mercado, ni enfrentarse solos al pago de la hipoteca... necesitan amar a alguien como necesitan dormir.

-Dnd stas,dsaparecida.ace tiempo q no se nda d ti.a ver si nos vmos.mua.

No contesto, no quiero hacerlo. Se que es un buen chico, se que es una buena persona, aunque no la que yo esperaba. Cuanto más se de él, menos me gusta que me hable de amor, de lo que creo que entiende por amor. Prejuicios.

-No puedes olvidarme, así no. Quiero que me des una oportunidad, sé que eres una chica buena, sensata, honrada, sencilla, sincera...

Otra vez, intentando atribuirme las cualidades de alguien que sólo existe en su mente, su "media naranja", solo para intentar convencerse a si mismo, de que es capaz de amar a alguien, de que esta enamorado y es feliz.
Pero no voy a entrar en su juego, no quiero ser cruel ni seguirle el juego (no tengo miedo, no me afecta).

-Mira, tú no estás enamorado de mí. Yo no soy buena, ni sensata, ni honrada, ni sencilla, ni sincera. Ni te quiero, ni me haces gracia. Hemos reído mucho pero ya esta.

Imagino su cara, tras el teléfono, sorprendida y boquiabierta. No me gustaría que se sintiera mal, solamente quiero que sepa la verdad tal como es, sin que le duela, igual que si fuera al revés y el me dijera todas estas cosas, no me dolería nada en absoluto. No quiero que me quiera, tampoco que me odie, no quiero que le hiera la voz que sale de su auricular.
Tartamudea. Sí, soy una cobarde, no soy capaz de enfrentarme cara a cara, tengo que decírselo por teléfono. (No quiero verte y que intentes besarme o cualquier locura similar. No voy a entrar en tu juego, una ruleta rusa en la que el cargador tiene una bala de merengue y corazones fucsias. No voy a ser yo a la que le toque enamorarse de ti, no me siento ansiosa ante la idea de unos brazos que me estrechen).

Hace unos días ha llegado un correo suyo, después de meses. Es uno de esos correos en cadena en los que ya nadie deposita su fe, a los que nadie teme. Dice así: "Algo te va a pasar entre las 11:00 y 12:00 am. Mañana recibirás el shock mas dulce de tu vida. Si rompes esta cadena, vas a tener mala suerte en el amor los próximos años. Envía esto a quince personas en quince minutos". Casi no me sormprende que haya personas que crean en estas cartas. No me sorprende tampoco que L se aferre a algo tan absurdo, como un correo en cadena, en su afán de sentirse amado alguna vez. Ansiedad.
Lo sorprendente es la nota personal que me incluye en su correo: "Me dejas por alguien que te gusta, no soy tonto. No seguiré a un amor que me hizo sufrir, que un día se olvidó de mi. No creeré nunca más en alguien que me diga te lo juro, y luego me reemplace sin ningún dolor".
Corregí el texto, mentalmente, a medida que iba leyéndolo. Nunca había estado con él, nunca había jurado, y nunca había reemplado nada que no hubiera dejado un hueco... Justificaciones autocomplacientes.

martes, 3 de abril de 2007

...algo (2007)



...y quiero buscarte en los aeropuertos, en las estaciones de metro, en la escalera de mi portal, y ponerme tu camiseta preferida, y que me digas que te gusta verme con ella, y decirte que me gusta tu barba de tres días, y besar tus dedos, y recorrer las calles en vuelo de abeja cogida de tu mano, y que imaginemos un hombrecillo en helicóptero dibujando nuestro recorrido en una libreta, y buscar un lugar para comer algo, y grabarte cd.s que luego no escuches, y ver el principio de buenas películas, y ver el principio de malas películas, y no poder ver el final de ninguna de ellas, y viajar en tren, y memorizar tu cara mientras duermes, para cuando no estés, y beber vino a medianoche, y no reírme de tus chistes, y comer sandía, y querer treparte al amanecer pero dejarte dormir un poco más, y besar tus manos, y tocar tu piel, y ver tus ojos por primera vez, tus labios, tu cuello, tus dedos, tu ropa, tus cosas y todo el aire que tocas...
y sentarme en la escalera a esperarte, y contarte lo que he soñado, y ducharme contigo, y mirar tus fotos, y tratar de calmar tu desesperación para así calmar la mía, y besar tus heridas, y pasarte corriente cuando te beso, y despertarte en la noche porque tengo frío, y pasar frío cuando tu tiras de las sábanas, y deshacerme cuando sonríes, y disolverme cuando ríes a carcajadas, y hacer de ti lo mas importante que tengo, y escribir para ti, y que me retengas en la cama cuando me tengo que ir, y retenerte a mi lado cuando tengas que marcharte, y llorar por ti, y comprarte regalos que tu no quieres, y preguntarte si me querrás para siempre, y pensar que me estoy perdiendo a mi misma, y pensar que gano tu corazón, y decirte qué es lo peor de mi, y contestar tus preguntas aunque no siempre quiera, y decirte la verdad aunque no me atreva, y hacer el amor contigo a las tres de la mañana y de algún modo, de algún modo, de algún modo, transmitirte parte de este irrefrenable, imperecedero, abrumador e incondicional "algo"

sábado, 31 de marzo de 2007

Metástasis




Esta mañana paseaba y me sentía bien. Cada vez que un rayo de sol asomaba e iba resquebrajando el cielo gris plomizo de invierno me daba cuenta de que falta poco para que se rinda del todo.

Regresar a una de las ciudades que ya no son mías hace que tenga presente lo que ha cambiado mi vida desde que marché. Es como poner los pies en el suelo, y darme cuenta de que la realidad es maravillosa. Me hace sentir fuerte. Últimamente vivo latente en un equilibrio que no conocía, balanceándome en él, dejándome acunar. Mi trabajo, mi casa, mi status, mis amigos, mi ir y venir, el color de la gran ciudad, mis horarios, mi vida en general, me gusta.

Hace poco alguien me contó que la felicidad no era ninguna de las idioteces que persiguen la mayoría de los seres humanos, que la felicidad no se puede parcelar ni dividir y decir "soy absolutamente feliz", porque ser "un poco feliz" ya te convierte en una persona feliz, es decir, o eres feliz, o no lo eres. En este preciso instante yo lo soy.

-Rae?- una voz me hizo bajar la mirada del cielo. Era una cara conocida aunque antigua, un hombre con quien alguna vez compartí parte de mi tiempo, mis intereses, y mi cama, un hombre en el que no pensaba jamás, solo por la desidia y la pereza que me producía hacerlo. Comenzó a pronunciar una retahíla de frases manidas, empezando por el clásico "Cuánto tiempo sin verte".
-Pues si, mucho tiempo, Ret.- (afortunadamente) pienso, pero desde luego no lo digo, tengo que ser una auténtica hipócrita, porque una vez me quiso. Y yo lo deje porque me agobiaba su presencia en mis días, extendía sus tentáculos a mi alrededor dejando un rastro viscoso a su paso, como el hilo plateado que dejan los caracoles o las babosas.

Justo ahora. Que ganas sentí de que la tierra se abriera en dos y se tragara todas las cosas que odio de mi vida anterior, incluido a este individuo gris, aburrido, sin pretensiones que aun me miraba con ojos de cordero degollado.

Me di cuenta que hubo un punto en mi vida en aquella ciudad en el cual empecé a pensar en mí y en las cosas que me hacían feliz. Es inevitable que al romper con tu vida y comenzar en otra, totalmente distinta, dejes atrás personas, lugares y recuerdos. Pero Ret, los lugares que habíamos compartido, este recuerdo... eran olvido. Ni siquiera eran fotos viejas, eran fotos hechas trizas, destruidas, trituradas, quemadas y después olvidadas.

El parecía contento y algo nervioso. Mientras seguía enumerando de forma inconexa todas las frases típicas y tópicas que se le fueron ocurriendo, sentí cómo el mero hecho de tenerlo delante me repugnaba, me recordaba demasiado que hubo un tiempo en el que yo era desdichada y no hacía nada por evitarlo. No quería dejar de tener la sensación de hacia un rato, pero su cara seguía ahí delante hablando, explicándome cosas que no me importaban en absoluto.Yo miraba la forma en que su boca se abría y cerraba, de un modo grotesco, ridículo.
-Sabes? -me dice- estoy seguro de que si no te hubieras marchado seguiríamos juntos, incluso puede que tuviéramos algún crío.
"No me conoce en absoluto, nunca lo ha hecho" pensé entonces. De verdad pensaba que le había dejado porque debía marchar. Aun no se había dado cuenta de que comenzó a repugnarme la sola idea de estar cerca de él, y que todo esto fue precisamente una de las mil y una razones que elegí para justificar mi huida... y respecto a tener hijos... mi cinismo me hubiera convertido en algo parecido a esos animales que se comen a sus propias crías, un hijo mio y de Ret era una idea surrealista, nunca habría llegado a nacer.
-La verdad, no creo que estuviéramos juntos, Ret. (Tu nombre y el mio son demasiado diferentes. Mi vida, ha tomado un cariz que yo quería, necesitaba que tomase, y se que en esta ciudad, a tu lado, no hubiera conseguido. Seguir contigo, y parir tus hijos me hubiera convertido en un ser inerte, igual a todo el mundo que da vueltas sin ir a ninguna parte. Siempre lo supe y por eso te deje.
Pensé todas estas cosas, y no le dije ninguna de ellas, no quería herirlo.
-Bueno, yo quiero pensar que todo habría ido bien, yo hubiera sido muy feliz teniéndote-. Tenerme, como una muñeca, como algo que había conseguido por si mismo. Demostrar que, aun siendo un hombre a medias, que no hubiera conseguido ser feliz ni hacer feliz a nadie, tenia a alguien a quien poder arrastrar en el camino a la autodestrucción. Tener a alguien para demostrarle al mundo que no estaba solo.

Empiezo a sentir impaciencia, ansiedad, ganas de salir corriendo de allí. Me asusta pensar en lo que habría sido mi vida si no hubiese sido lo suficientemente inteligente como para darme cuenta a tiempo y salir huyendo. "Hoy mismo, podría estar muerta por dentro", y el parecía empeñado en hacerme imaginar esa vida, mi vida a su lado.
-Es tarde, Ret, tengo que dejarte.
-Si, yo también, he de ir a buscar a Jilli al trabajo, si no, llegare tarde para ver el partido.
Jilli, un nombre tan vulgar... una vida tan vulgar...
Me apuntó su número en un papel y dijo: -Sé que no es fácil que dos personas que viven tan lejos y coinciden tan poco en la misma ciudad se encuentren por la calle, y bueno, quizás nunca vuelva a verte si no te dejo mi número para que puedas localizarme. La próxima vez que vengas puedas llamarme para que sea un poco mas intencionado. Cuantos días vas a quedarte? Además, aunque estemos lejos, podrías llamarme de vez en cuando, podríamos charlar y...-. Dijo todo esto casi sin respirar, como si le hubiera costado mucho decirlo pero estuviera deseando que yo lo supiera, todo junto, de golpe.
-Adios Ret, cuidate.
-Adios Rae, no olvides llamarme.

Caminé. No quise mirar atrás. Seguro que el estaba mirando atrás en ese momento. Cuento diez pasos. Escuché el pulso dentro de mí. El corazón se me había quedado helado, se me salía del pecho. Tenía pánico. Sentí autentico miedo, miedo por ver cara a cara lo que habría sido mi vida si no hubiese sido valiente. Sentí como si aquella vida anterior fuera un cancer, y Ret una de sus pinzas que se aproximaba hacia mi vida actual intentando extenderse, metastatizar. 8, 9, 10... Me doy la vuelta, no mira, ha doblado la esquina, se ha marchado por fin. Si nunca lo llamo, nunca volveré a verlo, de eso estoy segura.

Saqué el papel con su número, lo hice pedazos, trozos diminutos de papel ilegible, y dejé que el viento se los llevase por encima del tráfico.

jueves, 29 de marzo de 2007

El silencio a bocados


Hace rato que estás y no estás. Y yo me quedo aquí, echándote de menos mientras estoy a tu lado. Me bebo el tiempo que pasa, a sorbos lentos y cortos, y devoro en grandes bocados cada palabra que tú no pronuncias.
El silencio es lo mejor que puede pasar entre dos personas. El silencio cómodo, acordado de un modo tácito. Pero a menudo la ausencia de palabras puede hacer que el otro se desvanezca. Si tu boca se calla, se convierte en un agujero negro que se traga toda tu existencia. Seguramente tú sigues vivo, de carne y hueso, en alguna parte, pero yo sólo puedo recordar vagamente que un día hubo alguien parecido a ti.
A veces sólo callando se puede expresar el grito desesperado de alguien que pide ayuda, que necesita por todos los medios que alguien le salve de sí mismo. A veces uno no encuentra otro modo de expresar su miedo, si no es a través de su ira. Es mezquino y absurdo, pero no por ello menos sublime.
Espero poder callar estando a tu lado, sin que te desvanezcas, sin que tu presencia se rompa en miles de pequeñas partículas, como el cristal cuando estalla. Poder tumbarme a tu lado, mirarte y callar… y condensar en una sola fotografía mental todo tu ser, toda tu existencia, para poder tener la certeza de que estás, aunque no estés.
Y el mundo puede empezar a derrumbarse ahí fuera, los edificios a caerse, el sol a apagarse, y a ti y a mi, nos dará igual.

lunes, 26 de marzo de 2007

Cámara oscura

No recuerdo a Noon antes de ese día. Ni recuerdo casi las diapositivas que pasaban a la hora de la siesta. Las persianas estaban bajadas y no entraba luz de la calle, salvo por una o dos rendijas que quedaron entreabiertas, y el parpadeo de las imágenes que iban y venían, como un pulso. Yo intentaba mantener la concentración, (más por aburrimiento que por interés), y dibujaba a aquel muñeco parlante que hablaba sin cesar sobre los sistemas de explotación agraria de rusia o sobre la reproducción de la foca monje, convirtiéndolo en un pelele con la boca amordazada, las manos atadas y el proyector de diapositivas apuntando directamente a su cara de ente atormentado. Era la suerte que debería correr por intentar atar mi mente a algo tan inservible.
Mire a la persiana, a sus pequeños huecos abiertos, a la luz que entraba por esos huecos formando un rayo perfecto que se lanzaba en linea recta hacia el techo. Mi frente se arrugo, y miré con mas atención a esa luz proyectada sobre mi cabeza. Había figuras, personas, corriendo, moviéndose por el techo del aula. Afuera había algunos chicos, jugando al baloncesto, y su reflejo se proyectaba en el techo. Pero... como era eso posible?
Sonreí pensando en todas las cosas que yo desconocía y en la desazón que eso producía en mi.
Recordé el mito de la caverna y sentí como si estuviera atada a esa silla, mi mirada atada a las imágenes reflejadas en el techo, y la vida ahí fuera...
Entonces recorrí con la vista las caras del resto, caras de gente que no tenia nada que ver conmigo, que apenas conocía. Nadie se había dado cuenta de mi descubrimiento, salvo un chico sentado al otro lado de la clase, que me miraba como si me hubiese reconocido, como si me conociese de otra parte. Miró arriba un segundo y luego volvió a mirarme. Sonrió con media sonrisa llena de lo que parecía burla. Luego cogió un rotulador y comenzó a escribir en una libreta. Volví a mirar arriba mientras él escribía. Siempre me había costado mezclarme de cualquier modo con alguien con quien nunca había hablado. Se me alteraba el pulso, me daba vergüenza. Pero estaba a punto de descifrar un misterio, o eso creía, y valía la pena ver a donde llevaba todo esto.
Cuando volví a mirarlo él levantó su libreta... Había escrito:"de veras vas a pensar en ello?".
Sentí que mi cara se convertía en fuego, y desde ese momento no levante la vista de las diapositivas de la pared y del muñeco charlatán que las explicaba con su monótona voz.
Al encenderse las luces, recogí lo mas ágilmente que pude y salí del aula. Pasé cerca del chico de la libreta, no lo miré, esperando que el ni me mirara, pero me paro un momento, y me dijo... quizás yo también piense en ello. Yo me aparté sin decirle nada, me resultaba un tanto intimidante. Así que él gritó a mis espaldas... "me llamo Noon!.... Lo pensaré".
Y mentiría si dijera que no pensé en aquella hora de diapositivas y de notas con letras de rotulador grandes escritas en libretas, más por el tal Noon, pero también en aquel rayo de luz que no había llegado a entender. No sentía que el fuera un desconocido, de alguna manera habíamos establecido un canal de comunicación.
A la mañana siguiente volví a clase... sobre mi mesa había una caja negra. Era una cámara oscura casera. Entonces lo entendí todo. Noon me lo había explicado haciendo una cámara oscura. De este modo supe que Noon había pensado en aquello, y de paso, que había pensado en mi.
De eso hace ya mucho tiempo... Pero sigo viendo los ojos de Noon y su rotulador negro.

martes, 20 de marzo de 2007

La carta suicida de Noon.


"...y tengo la sensación de que a mi alrededor sólo consigo ver caras familiares, caras desgastadas, lugares desgastados. Igual que si tuviese delante una fotografía antigua y no pudiese apartarla de mi vista. Puedo ver a mi madre diciendo "cierra esas tijeras,dan mala suerte". Siempre que las dejo abiertas, pienso que no necesito suerte, que la suerte simplemente no existe."
"Despierta temprano y, siempre bajo la brillante luz del sol que sale comienza tu carrera de cada día... para no ir a ninguna parte. Los cristales de mis gafas se van llenando de lágrimas, mientras camino, sin energía, sin color. Y ni siquiera tengo un motivo por el que llorar. Escondo mi cara entre mis manos para intentar ahogar mi dolor, cogerlo por el cuello y apretar hasta perder la cordura...
no existe el mañana."
"Recuerdo cuando era un enano, cuando esperaba que llegase el día de mi cumpleaños, y sentía la alegría que cualquier niño debería sentir siempre. Puedo volver a mi primera mañana de colegio y notar, atenazándome, las lágrimas que querían salir, pero se quedaban en la garganta, en un nudo trabado por todos los miedos del mundo. Con el tiempo supe que todas las lágrimas que no derramas vuelven una mañana en que caminas por la calle y salen sin pedir permiso a nadie.
Ahora solo puedo decir... Buenos días profesor: que lección tengo que aprender? Pero antes mire a través de mí y dígame,
que es eso tan jodidamente importante que tengo que aprender?"
"Encuentro una diversión morbosa en ello, también un dolor morboso. Esos sueños en los que me estoy muriendo... Encuentro duro el hecho de decírtelo, encuentro que es duro escucharlo. Tú, quien siempre escucha.
Cuando a mi alrededor sólo puedo ver gente corriendo en círculos, no puedo evitar pensar que el mundo de veras esta enfermando, que de veras se esta volviendo... loco."
"Y a veces me despierto, y caigo en la cuenta de que en medio de toda locura, estas tú. Estamos tu y yo, girando también, pero en el sentido contrario en el que gira el resto del genero humano, solos pero juntos. Y entonces se que nunca morirás, que nunca moriré, y que si morimos, da igual. Aunque dejásemos de existir nadie podrá quitarme de la cabeza este lunático, claustrofóbico y delirante.... alivio. De saber que existe alguien en alguna parte del mundo, que sabe exactamente qué coño hay dentro de mi cabeza y no necesita intentar comprenderlo.
Tu mañana y mi mañana no existen, pero gracias a no existir,
tu y yo existiremos siempre."

jueves, 15 de marzo de 2007

My sweet hopeless dream...

... y entonces llegó el momento de abandonar el edificio, de dejar la casa que fue mi hogar durante tantos años. Buscar nuevos sueños en otro lado no parecía una mala idea, dado que los que había traído conmigo al llegar se fueron convirtiendo, poco a poco, en arena que se caía por el agujero en mi bolsillo; al principio, fueron la razón en torno a la cual giraba mi existencia, luego simplemente desaparecieron.
Nadie iba a echarme de menos o quizás sí.. seguro que sí, pero preferí pensar que todo iba a ir bien, que todo el aire que me había rodeado no lloraría mi ausencia.

...entonces llegó el momento de abrir los ojos y despertar, y mirar alrededor, a todas las cosas que habían sido mías, tanto tiempo, antes de imaginar las que serían mis cosas, en el futuro.
" Qué lamentable! Solía ser un niña tan adorable..."

... tus ojos de isla. Rodeados de mar por todas partes.

Ahora todo el tiempo que existe está quieto, en mis manos. Todos los caminos del mundo estan ahí, bajo mis pies, preparados para ser recorridos.
Escucho mi latido, agitado, expectante, lo escucho tanto que acabo por formar parte de él, convirtiéndome en un sonido ritmico, constante. Siento que estoy más viva que nunca.
"Encontrarás una ciudad donde podrás esconderte de todo el amor que sientes y que te ata a este lugar, a este tiempo".

...el tiempo en mis manos.

lunes, 12 de marzo de 2007

Momo y los ladrones de tiempo.

Momo vivía en su burbuja atemporal, porque el tiempo, como todo el mundo sabe, no existe. Es una simple invención que sólo tiene un lugar mientras existan los relojes. Pero en su burbuja no habia ningun instrumento capaz de medir el tiempo. Asi que el tiempo no existia alli.
La vida en una burbuja es cálida, segura, acolchada…Permanece suficientemente aislada del ruido del mundo como para no escucharlo cuando no se quiere. Su principal ventaja es que todo lo que en ella pasa, real o irreal, tragico o escandalosamente euforico, forma parte de su universo minusculo y maravilloso, donde hasta las malas experiencias son necesariamente bellas.
Pero es hora de despertar, salir de la burbuja.
Momo ansia salir, y comunicarse con el resto de los habitantes de su mundo. Saldra en busca de los ladrones de tiempo, un tiempo que a ella no le importa, porque no existe, y nunca pasará.
Hoy se asoma al mundo, desde esta tierra de las palabras.